Profetas Contemporáneos

Introducción: A Dios le ha parecido levantar en este tiempo hombres y mujeres, que declaren a sus hijos sus pensamientos, su voluntad, sus propósitos para ellos. Ha sido de mucha bendición para la iglesia el ministerio de estos siervos de Dios, ahora la iglesia puede mirar, ya no camina a ciegas, ya no va a donde quiere, simplemente está y va donde Cristo desea que esté y vaya.

Así como cada hijo de Dios es considerado como barro en manos del Alfarero, los profetas son pulidos y formados en las manos y el corazón de Dios.

I) Autoridad profética
En el AT, la palabra que salía de la boca de los profetas era importante, pero la vida de estos hablaba con mayor poder. Precisamente la autoridad profética estaba más en sus hechos que en sus palabras. En el caso de Óseas, el profeta alcanzó un más profundo discernimiento de los propósitos de Dios a causa de su trágica vida familiar. Los hechos de Óseas (sus matrimonios) indican hasta que punto tan inaudito los profetas consideraban el llamado de Dios como absoluto, hasta qué punto aquel absoluto les arrancaba lejos de toda dimensión normal.

Dios le dijo a Ezequiel:

16 "Hijo de hombre, voy a quitarte de golpe la mujer que te deleita la vista. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que te corran las lágrimas. 17 Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos. Átate el turbante, cálzate los pies, y no te cubras la barba ni comas el pan de duelo." 18 Por la mañana le hablé al pueblo, y por la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice lo que se me había ordenado. 19 La gente del pueblo me preguntó: "¿No nos vas a explicar qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?" Ezequiel 24:16-19 (NVI)

La autoridad del profeta no estaba en la verdad de Dios, sino en la encarnación de la verdad. En la medida en que lo divino y lo humano se entremezclan al nivel de la revelación se determina el éxito del ministerio profético. El profeta verdadero se acompaña de valor, fe, integridad de vida y de espíritu.

La autoridad espiritual fluye del mismo cielo. Es el fruto del esfuerzo, la consagración y de la entrega incondicional al desempeño del ministerio profético. La Iglesia reconoce y confirma la autoridad del profeta. La Iglesia debe avalar al profeta y la profecía. Fuera de este orden, el profeta puede ser falso; y la profecía, pura herejía (1Timoteo 4:1; 2Timoteo3:1-5).

II) El éxito profético
El libro de Jeremías comienza con una gran motivación:

18 Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce, contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus autoridades y sus sacerdotes, y contra la gente del país. 19 Pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para librarte", afirma el Señor. Jeremías 1:18-19 (NVI)

¿Quién puede desechar una responsabilidad cuando cuenta con tantas garantías de éxito? Sin embargo, a medida que transcurre el tiempo en el ministerio de Jeremías, encontramos al profeta sufriendo. Fue tal el sufrimiento, que se le considera un profeta llorón.

¿Qué ocurrió? ¿Dios le falló? ¡Es evidente que no! Lo que ocurrió es que Dios nunca le prometió que sería un hombre de éxito según el parámetro mundano. Esta es una gran lección que debemos aprender. El éxito mundano exalta más al hombre que a Dios: el hombre es el que se lleva la gloria. A esto responde Jehová: “A otro no daré mi gloria” (Isaías 42:8)

No es la oposición lo que legítima la vida de un profeta, sino el grado de convicciones que resisten esa oposición. De allí que es necesario que el mensaje está verdaderamente encarnado en el profeta.

Otro aspecto interesante que demerita al profeta es cuando se le considera hipócrita. ¿No debe ser oído el tal?

Jesús dijo. En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen (Mateo 23:2-3).

Debo entender que cuando cierro mis oídos a un predicador considerado hipócrita, suceden tres cosas:
1. Niego la autoridad del líder que cedió el púlpito y considero que se equivocó. O sea, menosprecio su criterio y por ende su liderazgo.
2. Niego, según Mateo 23:3, la autoridad de Jesús que me ordena oírlo y obedecerlo.
3. Niego la oportunidad de que el Espíritu Santo me hable. ¿A caso las verdades más serias salen de labios hipócritas? El dicho para ellos es “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

III) Los peligros a evitar
El cristianismo actual más que palabras necesita ser un mensaje encarnado en cada hombre y cada mujer que profese ser salvo.

Los extremos son siempre negativos. Ponen de manifiesto un desequilibrio que se debe evitar.

a) Mutilar el mensaje: Un enfoque equilibrado del oráculo contemporáneo debe abarcar los dos aspectos del mismo: el temporal y el eterno. Hay algunos que enfatizan lo espiritual, descuidando el aspecto práctico y urgente en este caso, lo material. Remiten a la persona a una realidad espiritual. Otros por el contrario, sobredimensionan la estructura social, dando prioridad a las necesidades materiales. Los dos extremos son malos. Un punto medio puede muy bien estar dado por un ministerio con énfasis evangelístico, pero esforzándose en una atención integral de las personas.

Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida. Apocalipsis 22:19
b) Mala interpretación de la profecía

c) Ignorar la profecía

d) Adaptar la profecía o manipular el mensaje
He aquí yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas…. Y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas. Jeremías 23:31-32

Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio. Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. Lamentaciones 2:14

e) Robar la profecía: A veces son tantas las actividades ministeriales, que nos falta tiempo para preparar los mensajes. La solución a esto es valerse de mensajes prestados. Dios tiene un mensaje para las iglesias de estos pastores: Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová (Lamentaciones 2:9)

Yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Jeremías 23:30

f) Debilitar la profecía: Hay vendedores que dicen mentiras como si fueran verdades y predicadores que dicen verdades como si fueran mentiras. La falta de convicción en el mensaje quita todo efecto a la Palabra de Dios.

Por eso, así dice el Señor: “Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz. Que ellos se vuelvan hacia ti, pero tú no te vuelvas hacia ellos. Jeremías 15:19 (NVI)

Conclusión: Es necesario que los profetas de hoy, sean un Jeremías, un Oseas, un Ezequiel, para la Iglesia de Cristo. Tal parece que los Balaam, los Giezi han tomado el control, avergonzando el nombre de Jehová y haciendo que la iglesia se aleje de la profecía.

Tomemos el consejo de Pablo a Timoteo:

Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio. 2Timoteo 1:7